martes, 18 de mayo de 2010

¿Dónde está mi salvador?

De vez en cuando nos enfrentamos a situaciones que son abrumadoras y requieren solicitar asistencia para superarlos. La ayuda puede venir de forma inesperada de quien menos lo esperamos, y nos proporciona el apoyo para volver a encaminarnos. Sin embargo, qué sucede cuando no estamos dispuestos a encaminarnos y aplicar el liderazgo en nuestras vidas? La recuperación puede ser difícil y muchos de nosotros encontramos que despegar de las cenizas requiere más esfuerzo de lo que estamos dispuestos a invertir.

¿Qué ocurre si tenemos como parte de nuestra cultura él esperar a que otros nos resuelvan nuestros problemas? A veces esperamos que nuestros líderes atiendan nuestros problemas, y ellos a su vez dependen de nosotros, creando un lazo donde los problemas se perpetúan. Por ejemplo, muchos de nosotros tenemos la ilusión de que la economía puede ser recuperada por el gobierno, cuando en realidad se requiere que la sociedad se vuelva más productiva y genere más demanda, mientras que los líderes tomen las decisiones correctas para estimular y lograr un crecimiento sostenible. Creo que una de las principales funciones de los gobiernos es crear el entorno propicio para que la sociedad pueda desarrollarse. Para mí, esto significa proporcionar la infraestructura necesaria para garantizar niveles adecuados de la ley, el orden, la educación y los servicios sociales al mismo tiempo que aplica las normas y mecanismos para influir en las estructuras económicas, financieras y sociales. Cuando los gobiernos sobre-extienden sus responsabilidades y promueven el paternalismo, corren el riesgo de aumentar la deuda y la pobreza debido a que sus ciudadanos ya no están empoderados para ser productivos y buscar el progreso.

Aquellos de nosotros que constantemente nos sentimos desamparados de alguna manera hemos perdido la fe en nuestra fuerza interior. En este sentido no somos capaces de vernos a nosotros mismos como nuestros propios salvadores. La historia nos ha demostrado que algunas sociedades han sido capaces de literalmente elevarse de las cenizas a través de esfuerzos coordinados de cada uno de sus ciudadanos. Mientras tanto, otros languidecen en su desesperación, preguntándose por qué no pueden superar sus dificultades, incluso con todo el potencial en el mundo a su disposición. Al final, debemos darnos cuenta de que el bienestar y el progreso en la sociedad depende en gran medida de nuestra actitud colectiva y no tanto de factores externos y políticas paternalistas.

martes, 13 de abril de 2010

¿Cómo aplicamos la ética?

¿Cuáles son los principios y valores que sirven como guía para los líderes? ¿Es la necesidad de realmente ayudar a la colectividad o se trata de obtener beneficios personales? La ética es vital para un buen liderazgo, ya que proporciona un marco de referencia aceptado que puede ayudar a determinar si se está tomando la elección correcta para el colectivo. Cada uno de nosotros tiene un punto de vista con respecto a lo que está bien o mal, pero hay reglas claras que nos ayudan a funcionar en sociedad y que deben aplicarse si se quiere un liderazgo eficaz.

Cuando la confianza se pierde entre los participantes, la estructura de trabajo en equipo y la visión se pierde. El modus operandi se vuelve cada hombre para sí mismo, debido a que la codicia se vuelve más importante que la voluntad de atender a las necesidades del colectivo. Un líder puede perder la integridad cuando se enfrenta a la tentación de abusar del poder y malversar los fondos públicos. Esta actitud de auto-indulgencia puede propagarse rápidamente, matando cualquier posibilidad de progreso. En este sentido, la corrupción es una enfermedad que desvía una gran cantidad de recursos requeridos para alcanzar nuestra visión y es sintomática de un mal liderazgo.

Para alcanzar los objetivos establecidos, todo el esfuerzo debe ir en hacer que la visión sea una realidad y no en el seguimiento de las ganancias personales. Cada uno de nosotros tiene la obligación de garantizar que los códigos éticos se sigan, y comprender las razones para hacerlo. Creo que los líderes tienen mucho más que ganar experimentando el éxito del colectivo a través del logro de los objetivos establecidos en la visión.

martes, 30 de marzo de 2010

¿Cómo podemos lograr el consenso?

Cuando se trata de la difusión de ideas, existen batallas por las mentes de los integrantes. Cada persona suele tener ideas diferentes y contradictorias sobre los objetivos a seguir y cómo deben ser alcanzados. ¿Qué motiva a otros a seguir y apoyar nuestra visión? La respuesta es vender, vender y vender. Para mí la venta efectiva no está tanto en el discurso. Está en la comprensión de los integrantes, sus necesidades y su disposición a participar en la solución. Mediante la adaptación de nuestra visión a los integrantes y su participación en la solución, aumenta considerablemente las posibilidades de éxito. Para los pobres, la erradicación de la pobreza puede implicar una mayor organización y acceso a las herramientas de auto-ayuda. Para los ricos, puede implicar la inversión en los servicios de educación e infraestructura para aumentar la disponibilidad de trabajadores calificados.
El lado oscuro de influir en los demás se produce cuando se lleva a cabo con emociones negativas. ¿Cómo son motivados los participantes? ¿A través del odio, miedo, ira y culpar a otros, o a través de la pasión, la empatía, el entusiasmo y el amor al progreso y trabajo en equipo? Creo que para lograr un verdadero consenso cada uno de los integrantes debe asimilar la idea con su propio proceso de pensamiento lógico, que les guiarán en las tareas por realizar. En la naturaleza podemos ver claramente la diferencia entre un enjambre de langostas siguiendo ciegamente y dejando un rastro de destrucción, y una colonia de hormigas con las funciones y responsabilidades orientadas hacia el crecimiento y la sostenibilidad. Después que toda la emoción se ha evaporada y nos enfrentamos con el trabajo duro, cada uno de nosotros debe encontrar la inspiración en hacer lo correcto para nosotros. Los líderes deben demostrar con el ejemplo que cada uno de nosotros en el colectivo debe asumir plena responsabilidad por nuestras acciones y responder por los resultados.

martes, 23 de marzo de 2010

¿Cómo medimos el progreso?

Uno de los aspectos en los que una gran cantidad de dirigentes falla es en el cumplimiento de la visión. Si somos serios acerca de la consecución de los objetivos establecidos en la visión, entonces es imperativo que se mida el progreso. Por ejemplo, ¿cómo sabremos que hemos reducido la pobreza? ¿Será mientras que la caridad puede distribuir suficiente alimento o cuando los pobres son capaces de sustento por sí mismo? Para garantizar el éxito, parte del plan de implementación debe incluir métricas y una forma de identificar las razones por las desviaciones. Debe haber suficiente información disponible para determinar dónde se están utilizando los recursos y cuál es el nivel de cumplimiento con el plan. Además, otros indicadores como el número de casos resueltos por unidad de moneda, dan una idea de la eficacia de la política de inversión.
¿Asumimos la responsabilidad plena de las consecuencias o culpamos a los demás? Una de las características del liderazgo negativo es culpar a otros por las desviaciones en el plan. Si hay alguna responsabilidad sobre la cual los líderes tienen el control directo, sería la búsqueda de información, la toma de decisiones y la gestión de la ejecución. En este sentido, pienso que los líderes tienen la obligación de interpretar la información correctamente, comprender el contexto y actuar en consecuencia.

martes, 16 de marzo de 2010

¿Cómo contribuye nuestra visión al liderazgo?

Podemos estar tan inmersos en nuestras agitadas vidas que nos olvidamos de las razones por las que dedicamos tanto tiempo y energía a nuestras actividades diarias. Tener una visión nos da un propósito a través de objetivos, que podemos usar para dirigir y priorizar nuestros esfuerzos. Sin embargo, tener una visión de alto nivel no es suficiente. Por ejemplo, la mayoría de nosotros nos gustaría erradicar la pobreza, pero ¿tenemos el plan adecuado para su aplicación? Este es uno de los pasos donde los líderes no logran hacer del sueño una realidad.


¿Es el plan quitarle a los ricos para dárselo a los pobres, o es el plan aumentar el empleo y la productividad? Cuando definimos el plan es importante que nos basemos en objetivos realistas y recursos sostenibles. ¿Cómo podemos motivar y movilizar a la gran cantidad de participantes necesarias para que el plan se pueda implementar? A veces la visión se pone en marcha en la esperanza de que de alguna manera la gente se dará cuenta de qué hacer. Esto es característico de los líderes que piensan que el éxito depende totalmente de ellos y que es suficiente usar la retórica para imponer una visión. La verdad es que se logran grandes avances en el progreso cuando los corazones y las mentes del colectivo son dedicados a la consecución de una visión.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Cuáles son nuestros criterios para la toma de decisiones?

La toma de decisiones es una competencia que puede diferenciar a un buen líder, y donde el ejercicio de auto-control es fundamental para el éxito. En particular, podemos asegurarnos de que nuestras necesidades y emociones no interfieren en el proceso de toma de decisiones. ¿Basamos nuestras decisiones en el capricho o en el conocimiento de las situaciones y los actores involucrados? Nuestra historia está llena de ejemplos de decisiones equivocadas en los momentos críticos, como la denegación de ayuda después de una catástrofe debido a una diferencia de ideología con los que ofrecen ayuda. Parece que los dirigentes no tienen en cuenta el contexto de la situación y las necesidades de colectivo tanto como sus propios criterios. Nuestra respuesta a situaciones difíciles proporciona una buena medida de la importancia de la utilización del contexto. Por ejemplo, hay ciertas decisiones que deben tomarse inmediatamente después de un desastre y no después de una evaluación personal, tales como el envío de recursos específicos que pueden ayudar a los muy necesitados. Esto podría salvar vidas y hacer una diferencia al tener la ayuda disponible 2 días después de un desastre en vez de una semana después.
Creo que la toma eficaz de decisiones tiene mucho que ver con el proceso de preparación. Esto significa que deben existir mecanismos para recopilar información que puede proporcionar una comprensión de las situaciones que enfrentamos. ¿Nos tomamos el tiempo para entender lo que realmente está ocurriendo y encontrar las razones detrás de los problemas que se enfrentan? ¿O estamos cegados por nuestras emociones como el miedo y la ira? Es mejor tomar decisiones informadas que puedan resolver los problemas específicos y centrar los recursos en la solución de ellos.

Con cada vez más fuentes de datos, la toma de decisiones se hace un desafío si no estamos preparados para procesarlos e interpretarlos correctamente. Además, los datos que recibimos, no necesariamente nos dan una licencia para automatizar las decisiones. A veces se hacen evaluaciones a la ligera que pueden dar la impresión equivocada de la situación. Por ejemplo, se podría decir que los pobres tienen mayor acceso a la salud y la educación porque el número de clínicas y escuelas se han duplicado. Sin embargo, cuando miramos más de cerca encontramos que carecen de los recursos necesarios para llevar a cabo sus funciones. Los líderes harían bien en asegurarse de que las decisiones adoptadas maximicen los beneficios de los que se ven afectados.

martes, 2 de marzo de 2010

¿Cuál es mi estilo de liderazgo?

¿En situaciones difíciles tendemos a ser dictatoriales o participativos? A veces es inevitable imponer una decisión cuando la ocasión lo requiere. Sin embargo, cuando se convierte en un hábito, la capacidad de comprender y tomar decisiones informadas es muy reducida. ¿Nos gusta tener el control total y directo sobre los demás o influir y motivarles? Los líderes a veces persiguen la ilusión de tener el control sobre otras personas en la creencia de que el éxito depende sólo de ellos. Para mí, el liderazgo no tiene propósito alguno a menos que obtenga el pleno apoyo de sus seguidores.
¿Promovemos un liderazgo basado en el culto o en la visión de la verdadera unidad y la tolerancia? Cuando el liderazgo se centra en la personalidad pierde credibilidad y apoyo. En respuesta, las estrategias aplicadas a veces incluyen la restricción de la libertad y abusar de las leyes en el nombre de una ideología. Por otra parte, si el liderazgo se basa en el respeto y la tolerancia se puede aprovechar la diversidad de personas e ideas que pueden hacer que se superen grandes retos.

¿Qué hacemos con aquellos que no comparten nuestra visión? ¿Los excluimos porque siguen diferentes ideas, principios, valores, leyes, religiones o creencias? A veces los líderes pierden su camino, centrándose en demonizar a los que no los siguen a ciegas. Gran parte del esfuerzo se pierde en las batallas que se derivan y en las divisiones que se crean. ¿Cuál es el propósito de esto? ¿Forzar a todos a someterse a la misma visión? Por ejemplo, para erradicar la pobreza, necesitaremos la participación e ideas de todos, incluso de aquellos que consideramos diferentes e indiferentes. En realidad no tenemos control alguno sobre los corazones y las mentes de otras personas y es precisamente en estos sitios donde se encuentran los motores del progreso. Por el contrario, haríamos bien en ejercer el control sobre nosotros mismos y sin embargo es donde menos lo ejercemos. En este sentido, nuestro estilo de liderazgo debe tener en cuenta las necesidades del colectivo y adaptarse a las situaciones que enfrentamos.